PRÓLOGO A TIBERIO DEL ESCRITOR LEONIDAS DELGADO
“Creo que el cuento, cuando es explorado seriamente, es el más difícil y el más riguroso de los géneros en prosa existentes. Todo el control y la técnica que yo pueda tener se lo debo enteramente a mi adiestramiento en ese género.” Truman Capote.
«[…] a mitad del tercer cuento, que era por cierto el de mis funerales, sentí que estaba cansándome más que si fuera una novela. […] Ahora sé por qué: el esfuerzo de escribir un cuento corto es tan intenso como empezar una novela.» Gabriel García Márquez.
La infidelidad de la memoria y sus extraños vacíos no nos permiten valorar la arquitectura delicada y a la vez sólida de un cuento.
El lector de este libro se encontrará con una enunciación casi imposible de evitar “Otra vez con la misma cantaleta” esa frase que ha lapidado muchos sueños y ha postergado la épica simbólica que trae consigo la esperanza. Leónidas nos presenta, como ya nos tiene acostumbrados, un cuento cuya calidad invita a avanzar hacia el desenlace, nos impele a dilucidar temas desde el propio extrañamiento de nuestra posición de mudo protagonista, y del mismo modo nos obliga con ternura a quedarnos con el regusto de su buena literatura, incluso luego de haber iniciado otro fin al momento de cerrar el libro.
El espíritu de Tiberio en la moneda, nos pone de cara a la soledad del alma que se abraza a un atisbo de esperanza por un futuro mejor, el mismo que no puede alinearse con los astros y que se abre ante “Camachito” como un abismo insalvable. Sin lugar a dudas, la magia y naturalidad que brotan de las letras de Leónidas nos cubre y nos desliza párrafo a párrafo, al tiempo que la trama se va condensando hasta el punto de ponernos frente a un rompecabezas cuyas piezas comienzan a ensamblarse solas y a desarropar nuestras emociones.
Debo manifestar que en Leónidas siempre valoro la honestidad de su voz para contarnos su historia con un lenguaje engañosamente simple, y la humanidad con que viste a sus personajes, todo ellos unidos por un mismo punto de coincidencia: son soñadores imposibilitados de ganarle una partida a la suerte. Por lo tanto, la transparencia de los relatos de Leónidas nos permite entrar en su modo de ser y hurgar en su memoria y sus sueños. En este relato convergen de manera paradójica los sueños de un hombre que toda su vida la pasó mirando al suelo, sin embargo, sus sueños estaban más allá del cielo, también están aquellos que se aprovechan de nuestra ingenuidad para alimentar nuestros sueños a sabiendas que nunca se van a realizar, son estos los horrores de una humanidad que, a veces, ignoramos, pero que en el relato nos golpea en el rostro.
Tiberio, es un mundo aparte, la inclusión del personaje permite que el relato se inscriba en una doble vertiente, la reminiscencia y el deseo de mantener una unidad temática y estilística. Cercado por la inquietud, he tenido que recurrir a la historia para indagar sobre la vida de Tiberio, punto a favor para Leónidas.
Las definiciones esenciales están exentas en los relatos de Leónidas, aquí no subyace la intención de modificar la realidad del lector, sino por el contrario conjugarla en una interacción que algunos malintencionados podrían llamar manipulación literaria, sin embargo y de esto estoy convencido, este relato será recibido anclado a las diversas configuraciones ideológicas que rechazan o se adhieren a la propuesta del autor.
WILMER SALDAÑA HUAMÁN