miércoles, 5 de junio de 2019

PRÓLOGO A TIBERIO EN EL ESPÍRITU DE LA MONEDA


PRÓLOGO A TIBERIO DEL ESCRITOR LEONIDAS DELGADO


“Creo que el cuento, cuando es explorado seriamente, es el más difícil y el más riguroso de los géneros en prosa existentes. Todo el control y la técnica que yo pueda tener se lo debo enteramente a mi adiestramiento en ese género.” Truman Capote.

«[…] a mitad del tercer cuento, que era por cierto el de mis funerales, sentí que estaba cansándome más que si fuera una novela. […] Ahora sé por qué: el esfuerzo de escribir un cuento corto es tan intenso como empezar una novela.» Gabriel García Márquez.

La infidelidad de la memoria y sus extraños vacíos no nos permiten valorar la arquitectura delicada y a la vez sólida de un cuento.

El lector de este libro se encontrará con una enunciación casi imposible de evitar “Otra vez con la misma cantaleta” esa frase que ha lapidado muchos sueños y ha postergado la épica simbólica que trae consigo la esperanza. Leónidas nos presenta, como ya nos tiene acostumbrados, un cuento cuya calidad invita a avanzar hacia el desenlace, nos impele a dilucidar temas desde el propio extrañamiento de nuestra posición de mudo protagonista, y del mismo modo nos obliga con ternura a quedarnos con el regusto de su buena literatura, incluso luego de haber iniciado otro fin al momento de cerrar el libro.

El espíritu de Tiberio en la moneda, nos pone de cara a la soledad del alma que se abraza a un atisbo de esperanza por un futuro mejor, el mismo que no puede alinearse con los astros y que se abre ante “Camachito” como un abismo insalvable. Sin lugar a dudas, la magia y naturalidad que brotan de las letras de Leónidas nos cubre y nos desliza párrafo a párrafo, al tiempo que la trama se va condensando hasta el punto de ponernos frente a un rompecabezas cuyas piezas comienzan a ensamblarse solas y a desarropar nuestras emociones.

Debo manifestar que en Leónidas siempre valoro la honestidad de su voz para contarnos su historia con un lenguaje engañosamente simple, y la humanidad con que viste a sus personajes, todo ellos unidos por un mismo punto de coincidencia: son soñadores imposibilitados de ganarle una partida a la suerte. Por lo tanto, la transparencia de los relatos de Leónidas nos permite entrar en su modo de ser y hurgar en su memoria y sus sueños. En este relato convergen de manera paradójica los sueños de un hombre que toda su vida la pasó mirando al suelo, sin embargo, sus sueños estaban más allá del cielo, también están aquellos que se aprovechan de nuestra ingenuidad para alimentar nuestros sueños a sabiendas que nunca se van a realizar, son estos los horrores de una humanidad que, a veces, ignoramos, pero que en el relato nos golpea en el rostro.

Tiberio, es un mundo aparte, la inclusión del personaje permite que el relato se inscriba en una doble vertiente, la reminiscencia y el deseo de mantener una unidad temática y estilística. Cercado por la inquietud, he tenido que recurrir a la historia para indagar sobre la vida de Tiberio, punto a favor para Leónidas.

Las definiciones esenciales están exentas en los relatos de Leónidas, aquí no subyace la intención de modificar la realidad del lector, sino por el contrario conjugarla en una interacción que algunos malintencionados podrían llamar manipulación literaria, sin embargo y de esto estoy convencido, este relato será recibido anclado a las diversas configuraciones ideológicas que rechazan o se adhieren a la propuesta del autor.

WILMER SALDAÑA HUAMÁN

martes, 14 de febrero de 2012

PEPE VARGAS O LA BALADA DE UN GATO MAULLADOR

POR: WILMER SALDAÑA HUAMÁN (CADELPO Bambamarca)
Acercarse a la poesía de José Guillermo Vargas Rodríguez es emprender una aventura, una inmersión hacia lo repentino, hacia una súbita lluvia de imágenes que se suceden sin orden aparente, hacia una selva de sonidos que tratan de incrustarse para confluir en un piélago poético intensamente introspectivo y genuino.
Es incuestionable su propósito obstinado  de ser otro, proyectarse, desasirse, huir de lo habitual, alejarse del verso asequible, de la metáfora adyacente procurando decir otra cosa, o decir lo mismo, pero decirlo diferente en un proceso de imágenes terminales, donde en un trance casi terapéutico – Pepe -  ha suprimido el conmoverse de su cielo poético, él es feliz a la luz de la poesía, o mejor dicho ha desterrado los infinitivos y todas sus declinaciones, haciendo de lo singular el sustrato de su arte, aquel que prende distancias en el cristal imperecedero de su mirada ausente o agazapada tras el promotor cultural que no opaca sus dotes de gran poeta y mejor amigo.
Réquiem para un gato maullador y Balada para José Guillermo anclan en la retina del  lector como verdaderas definiciones esenciales  que pintan de cuerpo entero a Pepe y su arte, a veces endemoniado y otras tantas angelical, de él se puede esperar lo impredecible, pues su producción tan variada como su memoria confunde a los críticos y enanos de la luz como él los suele llamar.
Algo del gato se ha muerto conmigo…
En las fronteras
Pepe tiene más vidas que un gato, maúlla en todos los idiomas y hace su modorra en el regazo de cuanta musa enternece su locura.
Juntos entonaremos una balada para José Guillermo, pues no es para cansarse de cantar y contar los vagones en la estación de su más de medio siglo de POESÍA.
En una sociedad asesinada por el cáncer de olvido, la poesía de Pepe –en cierta medida ignorada por él mismo- provoca hurras y bravos vitales donde alguna vez hubo, a lo mucho, sólo suspiros de alivio al comprobar que los trovadores no habían manchado consumadamente los calzoncillos de la creatividad.
Justicieramente, la CADELPO Bambamarca y la Municipalidad Provincial de esta ciudad, le rindieron un multitudinario homenaje en setiembre del 2009, evento de poesía internacional que convocó a poetas, escritores, cantautores, pintores y personalidades de la cultura de 17 países de América y Europa.

Salud y eterna vida Pepe Vargas.

lunes, 13 de febrero de 2012

LITERATURA DE LOS DESPOSEÍDOS

ALEGATO  PERSONAL
Hablar de la literatura de los desposeídos, es hablar de los escritores ignorados, postergados y olvidados, no pretendo ahora hacer un juicio basado en hipótesis irrelevantes, sino exponer pinceladas que nos permitan conocer en cuerpo y alma a escritores que han desnudado su alma en pos de brindar a la literatura un matiz que se circunscribe a la realidad de un pueblo al que los ególatras ven como una aldea.
Bambamarca, ubicada a 117 Km. al norte de la ciudad de Cajamarca y a una altitud de 2532 m.s.n.m. es la capital de la Provincia de Hualgayoc, en ella se desarrolló la cultura Q’orimarka, es madre prodigiosa de literatos que hasta hoy han sido olvidados, postergados o simplemente ignorados. Aquí y ahora pretendo como hijo de esta mágica tierra redimir a los tales.
Bambamarca, quién más, podría haber concebido un selecto manojo de aedas y escritores que con producciones ataviadas de identidad hacen frente a la ingratitud, la indiferencia y la barbarie que adrede se comete en su seno.
José Guillermo Vargas Rodríguez cita en uno de sus libros “Sin embargo Bambamarca en su interior, como un viejo puquial, vive y se empina a través de sus artistas y poetas, que son la creación más pura de un pueblo, lo que reafirma -como un locuaz silogismo- que no pudieron asesinarla”.[1]
Todos tenemos en la memoria el recuerdo grato o ingrato de seres que dejaron huella en la historia de un pueblo, muchos de ellos son conocidos por unos cuantos y otro tanto de ellos se perdieron en los recovecos de la memoria colectiva, estos son los más.
Exijo que los escritores que trataremos aquí cobren su real altura y sean vistos con los ojos del alma, ayudémoslos a volar más alto, pues en su vuelo también iremos nosotros, tomemos su mano y juntos escalemos posiciones ante la famélica mirada de los envidiosos; para los poetas no hay cielo lejano, sólo una noche suave, nunca totalmente oscura, pues la luz de su alma despliega su iridiscencia y fabrica amaneceres en alas de otros vientos.
Juntos caminemos por el sendero que está destinado a reestructurar la sensibilidad cultural de una región determinada a la minusvalía de pensamiento crítico y creador.
De manera no apasionada hablaremos de escritores que se merecen una estampa de gratitud en su sendero.
La literatura en Bambamarca, ha sido y es una constante en el modus vivendi de sus pobladores, desde hace siglos los yaravíes que cobran un aire especial en voces prodigiosas, nos han deleitado el corazón y han sido el mejor medio para desgarrar el alma, muchos de estos yaravíes que distan considerablemente  de otros que se entonan en distintos puntos del país, han pasado casi al olvido por la desidia de la memoria colectiva y también porque se los ha visto como patrimonio exclusivo de la zona rural, el desdén ha matado una interesante producción. Considero sin embargo que hay mucho que salvar, por eso insto a preservar lo poco del acervo cultural que nuestros ancestros nos legaron.
Es sabido que el idioma con toda su riqueza expresiva que adopta en un determinado punto de un país, viene a ser el insumo primordial de su literatura, en nuestro caso, el español, condimentado aún con vocablos culley otro tanto de quechua y aimara, han sustentado la creación literaria de nuestra tierra. Mención aparte merecen los modernos juglares que ataviados de un extraordinario poder de improvisación componían bucólicos versos según la ocasión lo ameritaba.
Ya con el discurrir de los años se hacía ejercicios fantásticos de poesía, otro tanto en la composición de cantos y otros más en la redacción de cuentos, aunque estos últimos han formado y forman parte de la tradición oral de nuestro pueblo, que aún persiste.
La primera edición de Joyas Literarias[2] es una muestra de lo que ya en esa época y con una muy buena performance se escribía, en este libro, José M Gálvez Barzallo, se ocupa de diversos temas, sin perder la finura de su pluma.
Bambamarca, nunca fue ajena al quehacer literario, desde épocas muy remotas la tradición oral ha sido y es un medio eficaz para trasmitir la sabiduría popular, versiones modernas sacaron a la luz una serie de cuentos bajo el título “Lo que me cuentan te cuento”, que significó un esfuerzo que agradecemos ya que en él descansa la sabiduría popular que no ha sido desdeñada ni echada al olvido, muestras de este tipo le hacen muy bien a nuestra literatura.
Libros históricos como los producidos por don Víctor Campos Briceño, hasta hoy son de consulta obligada para hurgar en la memoria de Bambamarca.
Folletos de poesía que inundaron los colegios con temas románticos, marcaron una época muy sublime en los años noventa, asimismo pequeños libros de poesía editados por el esfuerzo mismo de sus autores incrementan la producción literaria de Bambamarca, tan sólo quiero mencionarlos: Chanel Saldaña Chávez, Roberto Zelada Tirado, Edar Manolo Torres Marín, Segundo Emilio Campos Morales, Wilberto Llanos Vásquez; entre otros. Su poesía compuesta por versos románticos, enamoran el alma y nos hacen cómplices de sus aventuras.
Escritores, como César Mejía Lozano, Britaldo Tirado Medina, Carlos Dané, Magdiel Azula Coronel, Oscar Mejía Horna, Edilberto Vásquez; han experimentado un vuelo no imaginable en su arte poética, han sido merecedores de sendos reconocimientos y creo que hablar de ellos en pocas líneas sería una mezquindad que nadie perdonaría, por eso en una segunda entrega analizaremos cuidadosamente su producción y lo que esto significa para nuestro pueblo. Por hoy bástame decir que la literatura en Bambamarca ha evolucionado contra todo pronóstico, y el dolor de los que sufren con los méritos de otros, seguirá creciendo, pues, la poesía en estos escritores mana a raudal por los poros del alma.
Bambamarca entonces, se afinca con sus poetas y narradores en un sitial que se lo ha ganado a pulso. Me regocijo de haber nacido en esta tierra y quiera Dios que algún día yo también me anime a escribir, por hoy me abrazo y me felicito con la gracia de nuestros poetas y hermanos.


WILMER SALDAÑA HUAMÁN





[1] José Guillermo Vargas Rodríguez, De Chala al Corellama, p.9
[2] José M. Gálvez Barzallo, Joyas Literarias editada en Cajamarca.