lunes, 13 de febrero de 2012

LITERATURA DE LOS DESPOSEÍDOS

ALEGATO  PERSONAL
Hablar de la literatura de los desposeídos, es hablar de los escritores ignorados, postergados y olvidados, no pretendo ahora hacer un juicio basado en hipótesis irrelevantes, sino exponer pinceladas que nos permitan conocer en cuerpo y alma a escritores que han desnudado su alma en pos de brindar a la literatura un matiz que se circunscribe a la realidad de un pueblo al que los ególatras ven como una aldea.
Bambamarca, ubicada a 117 Km. al norte de la ciudad de Cajamarca y a una altitud de 2532 m.s.n.m. es la capital de la Provincia de Hualgayoc, en ella se desarrolló la cultura Q’orimarka, es madre prodigiosa de literatos que hasta hoy han sido olvidados, postergados o simplemente ignorados. Aquí y ahora pretendo como hijo de esta mágica tierra redimir a los tales.
Bambamarca, quién más, podría haber concebido un selecto manojo de aedas y escritores que con producciones ataviadas de identidad hacen frente a la ingratitud, la indiferencia y la barbarie que adrede se comete en su seno.
José Guillermo Vargas Rodríguez cita en uno de sus libros “Sin embargo Bambamarca en su interior, como un viejo puquial, vive y se empina a través de sus artistas y poetas, que son la creación más pura de un pueblo, lo que reafirma -como un locuaz silogismo- que no pudieron asesinarla”.[1]
Todos tenemos en la memoria el recuerdo grato o ingrato de seres que dejaron huella en la historia de un pueblo, muchos de ellos son conocidos por unos cuantos y otro tanto de ellos se perdieron en los recovecos de la memoria colectiva, estos son los más.
Exijo que los escritores que trataremos aquí cobren su real altura y sean vistos con los ojos del alma, ayudémoslos a volar más alto, pues en su vuelo también iremos nosotros, tomemos su mano y juntos escalemos posiciones ante la famélica mirada de los envidiosos; para los poetas no hay cielo lejano, sólo una noche suave, nunca totalmente oscura, pues la luz de su alma despliega su iridiscencia y fabrica amaneceres en alas de otros vientos.
Juntos caminemos por el sendero que está destinado a reestructurar la sensibilidad cultural de una región determinada a la minusvalía de pensamiento crítico y creador.
De manera no apasionada hablaremos de escritores que se merecen una estampa de gratitud en su sendero.
La literatura en Bambamarca, ha sido y es una constante en el modus vivendi de sus pobladores, desde hace siglos los yaravíes que cobran un aire especial en voces prodigiosas, nos han deleitado el corazón y han sido el mejor medio para desgarrar el alma, muchos de estos yaravíes que distan considerablemente  de otros que se entonan en distintos puntos del país, han pasado casi al olvido por la desidia de la memoria colectiva y también porque se los ha visto como patrimonio exclusivo de la zona rural, el desdén ha matado una interesante producción. Considero sin embargo que hay mucho que salvar, por eso insto a preservar lo poco del acervo cultural que nuestros ancestros nos legaron.
Es sabido que el idioma con toda su riqueza expresiva que adopta en un determinado punto de un país, viene a ser el insumo primordial de su literatura, en nuestro caso, el español, condimentado aún con vocablos culley otro tanto de quechua y aimara, han sustentado la creación literaria de nuestra tierra. Mención aparte merecen los modernos juglares que ataviados de un extraordinario poder de improvisación componían bucólicos versos según la ocasión lo ameritaba.
Ya con el discurrir de los años se hacía ejercicios fantásticos de poesía, otro tanto en la composición de cantos y otros más en la redacción de cuentos, aunque estos últimos han formado y forman parte de la tradición oral de nuestro pueblo, que aún persiste.
La primera edición de Joyas Literarias[2] es una muestra de lo que ya en esa época y con una muy buena performance se escribía, en este libro, José M Gálvez Barzallo, se ocupa de diversos temas, sin perder la finura de su pluma.
Bambamarca, nunca fue ajena al quehacer literario, desde épocas muy remotas la tradición oral ha sido y es un medio eficaz para trasmitir la sabiduría popular, versiones modernas sacaron a la luz una serie de cuentos bajo el título “Lo que me cuentan te cuento”, que significó un esfuerzo que agradecemos ya que en él descansa la sabiduría popular que no ha sido desdeñada ni echada al olvido, muestras de este tipo le hacen muy bien a nuestra literatura.
Libros históricos como los producidos por don Víctor Campos Briceño, hasta hoy son de consulta obligada para hurgar en la memoria de Bambamarca.
Folletos de poesía que inundaron los colegios con temas románticos, marcaron una época muy sublime en los años noventa, asimismo pequeños libros de poesía editados por el esfuerzo mismo de sus autores incrementan la producción literaria de Bambamarca, tan sólo quiero mencionarlos: Chanel Saldaña Chávez, Roberto Zelada Tirado, Edar Manolo Torres Marín, Segundo Emilio Campos Morales, Wilberto Llanos Vásquez; entre otros. Su poesía compuesta por versos románticos, enamoran el alma y nos hacen cómplices de sus aventuras.
Escritores, como César Mejía Lozano, Britaldo Tirado Medina, Carlos Dané, Magdiel Azula Coronel, Oscar Mejía Horna, Edilberto Vásquez; han experimentado un vuelo no imaginable en su arte poética, han sido merecedores de sendos reconocimientos y creo que hablar de ellos en pocas líneas sería una mezquindad que nadie perdonaría, por eso en una segunda entrega analizaremos cuidadosamente su producción y lo que esto significa para nuestro pueblo. Por hoy bástame decir que la literatura en Bambamarca ha evolucionado contra todo pronóstico, y el dolor de los que sufren con los méritos de otros, seguirá creciendo, pues, la poesía en estos escritores mana a raudal por los poros del alma.
Bambamarca entonces, se afinca con sus poetas y narradores en un sitial que se lo ha ganado a pulso. Me regocijo de haber nacido en esta tierra y quiera Dios que algún día yo también me anime a escribir, por hoy me abrazo y me felicito con la gracia de nuestros poetas y hermanos.


WILMER SALDAÑA HUAMÁN





[1] José Guillermo Vargas Rodríguez, De Chala al Corellama, p.9
[2] José M. Gálvez Barzallo, Joyas Literarias editada en Cajamarca.

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